El 2025 inició con un aumento a los combustibles, lo cual podría generar una subida generalizada en los costos logísticos, afectando tanto a las empresas de transporte como a los consumidores finales.
En ese marco, desde el sector logístico se anticipa un posible aumento de tarifas para absorber el impacto del combustible más caro. Con el gasoil (diésel) como uno de los principales insumos para el transporte de mercaderías, el alza en los precios genera un efecto en cadena que repercute en los costos de distribución de productos esenciales.
Este escenario también plantea interrogantes sobre la capacidad de los operadores logísticos para mantener sus niveles de eficiencia sin trasladar de manera directa el incremento a los precios finales que afrontan los consumidores.
El costo del combustible representa entre el 30% y el 40% del total operativo de una flota de camiones de carga, según estimaciones del sector. Un aumento del 1,75% en el precio por litro significa un ajuste considerable en el presupuesto mensual de cada unidad de transporte, lo que podría derivar en revisiones inmediatas de las tarifas de servicio. Este aumento no sólo impacta a las grandes empresas logísticas, sino también a los transportistas independientes que suelen operar con menores niveles de liquidez.
La subida del combustible también genera un impacto indirecto en otros eslabones de la cadena de suministro. Proveedores, distribuidores y minoristas podrían enfrentar aumentos en sus costos operativos, lo que se traduciría en subidas de precios al consumidor final.